"Por la Razón o la Poesía"

Este poemínimo de Ignacio Muñoz Cristi, con que abrimos el Blog, y que lo hemos tomado de su libro "Caprichos 1.a. -Con La Edad de Cristo-." Sintetiza toda una visión de lo que quisiera el poeta que fuese Chile: Una república verdaderamente democrática donde se pudiece dejar de usar la razón como argumento para obligar y se dejara de ocupar la fuerza cuando la razón no consigue sus objetivos, de modo que la poesía operara entonces como el mecanísmo generador de una invitación co-inspiradora capaz de traer a mano consensos y puentes cívicos ahí donde no los hay. Quizás para el tricentenario o el tetracentenario, si existe aún el planeta tierra y esta copia feliz del edén, las gentes de nuestro austral país se identifiquen con un verso como este para crear nuestro nuevo lema nacional.
Adjuntamos aquí un texto del biólogo y filósofo Humberto Maturana que toca este tema desde su muy particular y enriquecedora óptica:


Ni por la Razón ni por la Fuerza

Esta es una primera invitación a reflexionar sobre el mundo que hemos generado y sus consecuencias que causan tanto dolor y sufrimiento en este presente cultural.
En nuestra cultura patriarcal-matriarcal usamos la razón de dos maneras según la emoción que nos mueva. Así, usamos la razón a veces como un modo de argumenar la validez de una afirmación en términos que llamamos objetivos al tratarlos como si ellos no requiriesen justificación porque son válidos a priori de manera independiente de nuestros deseos. En otras ocasiones, usamos la razón como un argumento que esgrimimos como exigencia para que los otros hagan lo que nosotros queremos que hagan. Es decir, usamos la razón de la misma manera que la fuerza: como un argumento para obligar.
Vivimos una cultura centrada en la búsqueda de lo perfecto, del éxito, de la culminación, de la excelencia... como si éstos fuesen valores en sí. En esta actitud no vemos que estos supuestos valores son relativos a los deseos, y, por lo tanto, a los propósitos de vida conscientes o inconscientes que nos guían. Esto no importaría si no quisiésemos imponer nuestras preferencias justamente por nuestra ceguera sobe el carácter relativo de ellas. Sin embargo, si queremos una convivencia democrática nos daremos cuenta de que lo central es el convivir en el mutuo respeto como apertura para la colaboración en la convivencia que busca el bien-estar de todos los miembros de la comunidad en armonía con un entorno acogedor y estético. En la convivencia democrática, la razón y la fuerza no son argumentos para obligar sino que son instrumentos de acción en la realización de un propósito común que no es otro que el de la convivencia democrática.
En mi sentir la calidad de vivir y la convivencia están en la armonía y bien-estar que generan la forma natural del convivir.
Humberto Maturana R.
Tomado de www.matriztica.org